Historia y descubrimiento
Los primeros vestigios de la existencia de las líneas y geoglifos de Nasca se remontan al año 1547, cuando el historiador y cronista español Cieza de León contó que vio “señales en algunas partes del desierto de Nasca”. Con el pasar de los años esta afirmación fue olvidada hasta que, mucho tiempo después, fueron redescubiertos por los primeros aviadores peruanos de líneas comerciales.
El primer investigador que las estudio fue Julio César Tello, arqueólogo peruano que en 1929 describió este enigma como “carreteras sagradas”. El estadounidense Paul Kosok, el mismo año, las interpretó como “un gran libro astronómico”. Años más tarde Toribio Mejía Xesspe interpretó estas líneas como parte de un culto desaparecido. Fue la arqueóloga alemana María Reiche Neumann quien realizó estudios a profundidad que explicaron las líneas y geoglifos de Nasca como un gigantesco calendario solar y lunar para los antiguos astrónomos peruanos, quienes las utilizaban para pronosticar cuál era la mejor etapa para cosechar y cuándo era temporada de lluvias.
0 comentarios:
Publicar un comentario